domingo, 30 de diciembre de 2007

Pequeño gran hombre...


GALICIAE



Xosé Cuíña fue un político muy relacionado con nuestra ciudad. Lo fue debido a los doce años que pasó como inquilino de primer rango del pazo de la Diputación Provincial de Pontevedra, pero no lo fue menos por sus relaciones, no siempre afables, con distintas personalidades de la vida política pontevedresa. Son muchos los que recuerdan sus inicios cuando frecuentaba la capital en busca de los apoyos necesarios que le diesen la presidencia de la diputación. El por entonces alcalde jugó un papel clave en esta designación.

Cuíña era un político peculiar, encarnaba a la vez lo mejor y lo peor de un tipo de política muy arraigado a nuestra historia. Por sus orígenes acercó la política a la calle, al pueblo, a la aldea. Por sus orígenes consiguió dar al PPdG una cierta autonomía y poder de decisión dentro de un partida fuertemente centralizado. Representaba el político cercano de trato, con encanto y que entendía a la perfección el arte de ganarse voluntades y afectos.

Seguramente es también a causa de sus orígenes que entendía la política como un juego en el que los distintos participantes estaban contigo o contra ti, independientemente del color político, y que veía los favores de hoy como una garantía de compromisos del mañana.

También entendió mejor que nadie que en política hay momentos en los que por encima de todo debe estar la perspectiva, y eso le hizo avanzar en momentos claves. Xosé Luis Barreiro, hombre con el que tuvo una profunda amistad, fue testigo privilegiado de esto. Finalmente, fue víctima de esta misma perspectiva a través del que durante muchos años fue su mentor.

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