sábado, 6 de diciembre de 2008

LA PARTIDA SIGUE EN AZPEITIA


La sinrazón vasca

A pesar del revuelo levantado, la partida no se interrumpió. El hecho de que los tres tiros que acabaron con Ignacio se hubiesen dado a unos escasos 200 metros de dónde se encontraba la cafetería, no fue motivo suficiente para que la rutina de todos los días cambiase su rumbo. Mientras el cuarto jugador que nunca llegó a sentarse a la mesa yacía en el suelo, el juego continuaba. Una cuarta persona había sustituido a Ignacio e intentaban olvidar entre mano y mano a la multitud de policías y periodistas que se agolpaban allí fuera...

"Estas cosas joden porque no sólo destrozan una vida y una familia, sino la convivencia de todo un pueblo, porque aquí nos conocemos todos y no va a haber dios que se fíe de nadie, y menos la familia"... La verdad es que si, joden y mucho. Especialmente a los bien nacidos, a los que tienen sentimientos, a los que creen que ninguna idea o bandera pueden justificar que dos "ultras" de treinta años ejecuten a un anciano a sangre fría y con cobardía. En Azpeitia las cosas siguen, y volverán a su curso normal. El día a día de un pueblo gobernado por ANV, una organización ilegal que está dónde está porque muchos de los que continúan como si tal cosa no tienen ni tiempo, ni ganas, ni intención de decir basta ya. Si, lo se, no es lo mismo mostrar indiferencia o incluso simpatía que apretar el gatillo. Lo último está muy mal y lo primero, simplemente mal. Pero lo que está claro es que, por menos malo, no deja de ser indigno y, además, es la base en la que se sustenta toda esa sinrazón que, desde fuera del País Vasco, resulta realmente difícil de asimilar.