jueves, 22 de enero de 2009

De quién son estos olivos...


Un día, hace poco más de diez años, conversando con un israelí cuyo apellido delataba su procedencia "sefardí" (lo cual reconozco me hizo sentir un poco culpable al acordarme de los Reyes Católicos), me comentaba lo fácil que es criticar la actitud de su país cuando tus vecinos son Francia y Portugal. Es posible que Joel (así se llamaba mi compañero de piso) estuviese en lo cierto y debo reconocer que su comentario me hizo reflexionar.
De cualquier manera, el asesinato de niños o el bombardeo de hospitales y edificios de la ONU, no entra dentro de lo razonable, independientemente de que estos acontecimientos se den en el marco de una guerra o si el enemigo al que te enfrentas fuese el mismísimo demonio. Las imágenes y noticias que nos han llegado estas últimas semanas desde la franja de Gaza han mostrado lo peor de un pueblo que curiosamente ha sufrido a lo largo de la historia grandes injusticias.
Tal vez haya que adentrarse en esta historia para llegar a dilucidar el porqué de tanta barbarie y es posible que las injusticias sufridas a lo largo de la historia unidas al miedo a que éstas se reproduzcan estén detrás de ello.
Desde que Moisés guió al pueblo de Israel de vuelta a la tierra prometida hasta que en 1947 se declara el estado de Israel, tuvieron que pasar más de mil años de lo que denominan la era bíblica, el periodo persa y helenístico, el dominio romano, el bizantino, el árabe, el dominio cruzado, el mameluco y el otomano, así hasta llegar a la era moderna en la que tras la Gran Guerra los británicos acaban en 1917 con cuatrocientos años de dominio turco.

Durante todos estos años, los judíos sufrieron hambrunas, derrotas y persecuciones que hicieron del éxodo una práctica habitual que con los siglos originó un pueblo disperso pero aferrado a sus costumbres y tradiciones, y con una fuerte convicción de lo pasajero de su exilio, como si nuevamente se tratase de los cuarenta años de retorno desde Egipto a Israel (la tierra prometida) guiados por Moisés.

Cuando los británicos se hacen con el dominio tras la derrota turca, el movimiento sionista ya había alcanzado una cierta relevancia y el retorno a la tierra prometida había comenzado ("Primera Aliá", 1882-1903, principalmente de Rusia, "Segunda Aliá",1904-1914, desde Rusia y Polonia). Durante los primeros tiempos del dominio británico éstos ofrecen apoyo para el establecimiento de un "hogar nacional judío" en Palestina. Los movimientos de judíos hacia Palestina continúan ("Tercera Aliá", 1919-1923, desde Rusia, "Cuarta Aliá", 1924-1932, desde Polonia, "Quinta Aliá", 1933-1939, desde Alemania). A partir de 1939 los británicos limitan la inmigración judía, y Europa entra en la Segunda Guerra mundial, que trae consigo el último gran capítulo de la represión judía, el Holocausto.

Tras la finalización de la Guerra, los aliados, entre ellos los británicos, se ven obligados a dejar sus colonias. La ONU propone el establecimiento en Palestina de un estado judío y otro árabe y en 1948 es proclamado el Estado de Israel. A partir de este momento se producen una serie de acontecimientos encadenando sucesivos enfrentamientos bélicos entre los judíos y sus vecinos: guerra árabe-israelí de 1948 (los países árabes vecinos de Israel invaden el territorio hebreo tras la proclamación de su independencia), Campaña del Sinaí de 1956 (alianza de Israel con Inglaterra y Francia para proteger sus intereses en el Canal de Suez y parar a Nasser) , Guerra de los 6 días en 1967 (ataque preventivo de Israel contra Egipto que preparaba sus tropas para un ataque), Guerra de Yon Kipur de 1973 (nuevo intento de Egipto y Siria de invadir Israel). En definitiva, la zona entra en una espiral de violencia en dónde ya nadie se acuerda de quién tiró la primera piedra y en dónde lo único que parece claro es la no tolerancia mutua entre un pueblo que ha venido para quedarse y sus vecinos.

Las décadas siguientes traerán grandes avances (acuerdos de Camp David 1978, Tratado de paz entre Israel y Egipto 1979, finalización de la retirada israelí del Sinaí 1982, implementación del Autogobierno Palestino 1994/95), pero también retrocesos (comienzo de la Intifada 1987, Israel es atacada por misiles SCUD durante la Guerra del Golfo 1991, asesinato del primer ministro Rabín 1995).

En definitiva, un pueblo que si ha aprendido algo en su historia reciente es que su supervivencia depende de su fuerza y de su contundencia. Y es esa misma determinación la que posiblemente no le permita vislumbrar cómo el sirviente convertido en amo reproduce lo peor de las malas artes que él mismo sufrió y que ahora parece haber olvidado. Como me dijo Joel aquel día, seguro que es más fácil hacer juicios de valor desde mi tranquila Europa...