sábado, 20 de diciembre de 2008

¿Atascos en Pontevedra?


El otro día quedé con un amigo para comer en un bar cerca del Pasarón, donde tienen, por cierto, un menú interesante que aunque no es a un euro como en algunos de esos bares con medidas excepcionales para afrontar la crisis, digamos tiene un precio más que razonable. Mientras cogía mi coche en el parking de Barcelos, mi amigo estaba en la calle Príncipe de Vigo y se dirigía a coger el suyo para asistir a la cita.
Lo que debía ser un mero trámite, y lo era la mayor parte de los días hasta la llegada de la última remodelación de tráfico hecha en la capital, se transformó en una interminable y lenta gestión que se ha convertido en el pan nuestro de cada día en este aparcamiento en horas punta... Entre quince y veinte minutos para salir del parking (depende del piso en el que hayas dejado el automóvil y de lo despierto que estés a la hora de establecer la estrategia de pago y recogida del coche), más otros quince o veinte minutos para conseguir salir de la ciudad en función del trayecto que hayas escogido para abandonar el atasco... En total, una odisea de casi cuarenta minutos para llegar a la cita con mi amigo que, curiosidades de la vida, estaba sentado y tomando un cerveza a pesar de venir del centro de una ciudad que multiplica por cuatro el número de habitantes de la nuestra y que, además, está veiticinco kilómetros más lejos de mi punto de partida.
Sin duda, estas vacaciones de navidad serán un laboratorio excepcional para ver lo que pasa, pues realmente si lo que se busca es que la gente deje el coche en casa, lo van a conseguir. Y eso sonaría incluso a éxito sino fuese por ciertas consideraciones que estoy seguro se le han pasado a alguno de nuestros concejales. La gente no siempre coge el coche por gusto o afición. Algunas personas lo utilizan como herramienta habitual para el desarrollo de su trabajo. Otras, por cuestiones de movilidad reducida de otras a las que llevan. Las hay, y muchas, que se desplazan a la ciudad para hacer gestiones administrativas o realizar sus compras y que, como le pasó al amigo con el que quedé para comer, pueden encontrar mucho más interesante el dirigirse a Vigo donde además de llegar y salir antes, encontrarán una oferta con la cual difícilmente podrán competir nuestros comerciantes.
La humanización de la ciudad está bien. El promocionar el uso de transportes alterntivos como la bicicleta son sin duda opociones muy interesantes que se deben desarrollar y potenciar. Pero no es admisible que se diga que el tráfico es un problema generalizado en todas las grandes ciudades (nosotros no lo somos...) y no hacer nada para solucionarlo. Si asumimos que el problema no tiene solución como empieza incluso a comentarse entre los responsables de arreglarlo, estaremos también asumiento que no necesitamos a dichos responsables, y eso debería empezar a inquietarles...