jueves, 11 de diciembre de 2008

60 años de Derechos...


París, 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la "Declaración Universal de los Derechos Humanos". Filadelfia, 18 de marzo de 2008, Barack Obama, por entonces senador por Illinois y candidato a la presidencia de los Estados Unidos, se dirige a una multitud en lo que se considera, por muchos, uno de los mejores discursos de las últimas décadas...
La Declaración Universal se aprobaba tras uno de los capítulos más tristes que se recuerdan en la historia reciente. Europa y gran parte del mundo venían de sufrir uno de los acontecimientos más sangrientos de su historia, la segunda Guerra Mundial, y ésto sin que apenas hubiesen transcurrido tres décadas de la Gran Guerra. Los niveles de barbarie que en un intervalo tan breve de tiempo se habían vuelto a repetir, obligaban a las naciones del mundo a alcanzar un consenso mínimo que sentase las bases de un futuro más esperanzador.
Cuarenta años mas tarde, en Filadelfia, Obama entablaba la batalla de lo que podía ser el ultimo obstáculo hacia la Casa Blanca, lo que le haría pasar a ser parte de la historia como el primer presidente negro de los Estados Unidos. La cuestión racial, que se había mantenido fuera del debate electoral, entraba con fuerza como arma arrojadiza acercando al senador de color a los movimientos mas reaccionarios de la America negra. Su amistad con el reverendo Wright, a quien se le atribuye la frase "muerte a America", llegaba como un jarro de agua fría en un momento clave en la carrera electoral. Durante el discurso, el candidato a la presidencia se refiere a los orígenes de los Estados Unidos de America, en lo que ha trascendido por ser la primera constitución de un Estado moderno (1787). Dicho documento, en el que se sustentan los principios de la democracia americana, tuvo que ser firmado dejando temas que contradecían al propio texto buscando el consenso entre los Estados del norte y del sur, dando lugar veinte años mas tarde a una guerra civil en la que, finalmente, se resolvería el tema de la esclavitud. Este agujero entre los ideales recogidos por las leyes y la realidad a la que el pueblo se debe enfrentar, es el que a la larga genera conflictos y contradicciones y, como apunta Obama en su discurso, es responsabilidad de cada una de las generaciones el hacerlo cada vez mas estrecho.
Este desfase entre ideales y realidad, cobra especial relevancia en el sesenta aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos: en un momento donde el mundo económicamente mas avanzado se tambalea, se olvida que muchos de los derechos fundamentales recogidos en esta Declaración están muy lejos de ser una realidad en buena parte del mundo. La "crisis" actual, pone en entredicho la viabilidad del propio sistema tal y como esta planteado, pero también hace olvidar que en muchos países no hay ni tan siquiera un sistema asentado que pueda peligrar. Paradójicamente, se pueden convertir en los grandes perjudicados de un problema que en principio les es ajeno, como ya pasó en la crisis de los noventa, cuando las ayudas a la cooperación y al desarrollo fueron fuertemente revisadas.
Es en estos momentos en los que se debe apostar por decisiones que, aunque supongan una respuesta menos efectiva en términos de velocidad de reacción, a medio y largo plazo supondrán un avance sin duda más firme y que ayudaran a dar solidez al avance y legitimidad a la dirección.