domingo, 10 de febrero de 2008

Una ciudad bonita para pasear


Por el afán de "humanizar" nuestra ciudad, básicamente a través de dificultar cada vez más la circulación en coche por nuestras calles, se ha conseguido que nuestra urbe sea sin duda un lugar agradable para pasear. Envidia de nuestros vecinos de Vigo que encuentran en la capital lo que allí parece un bien escaso. Cuando un vigués me pregunta cómo llegar hasta un determinado sitio de Pontevedra, después de no pocos mapas mentales que no me dejan trazar la ruta demandada, le indico que lo mejor que pueden hacer es dejar el coche en un aparcamiento y seguir andando... Es posible que sea eso precisamente lo que se busca y en ese sentido no cabe duda que lo han logrado.


El problema aparece cuando resulta que no todo el mundo coge el coche para pasear, o por gusto. Y es que la vida de la ciudad requiere un mínimo de movimientos de vehículos que cargan y descargan, ambulancias, bomberos y coches de policía que van allá donde se necesitan, personas de movilidad reducida que deben ser conducidas a sus domicilios, etc. y todo esto no es precisamente compatible con una ciudad demasiado peatonalizada. Sobre todo si esto no se ha hecho de forma ordenada, con un plan de trabajo claro y por personas con la competencia y la formación necesarias.


Así que cuando desde Vigo me dicen lo bonito que es pasear en Pontevedra no se si me siento orgulloso o más bien me da la impresión de ser un oriundo de Chinchón cuando un madrileño le canta las alabanzas de su plaza... Me imagino que está bien ser de Chinchón, pero pueblos con encanto ya tenemos unos cuantos. Lo que echo en falta son ciudades con empuje.